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Camino hasta el Rocío

«El año en que desde Villamanrique acompañé al duque de Montpensier al Rocío, encontramos por el camino, la víspera, una de esas hermandades. Nada tan pintoresco como aquella aparición entre la arboleda, como aquel alegre clamor que surgía de entre el silencio del desierto. Nos detuvimos maravillados al ver desfilar entre los pinos o en el claro del bosque aquellas largas caravanas de carretas, escoltadas por atentos caballistas, con sus pintorescos atuendos y con la escopeta oblicuamente colgada sobre la silla de montar. En cada encuentro, las jóvenes, adornadas con flores, levantaban cortinas y miraban al paseante con sus grandes ojos negros. Luego, todo desaparece tras los árboles, aunque se sigue oyendo de vez en cuando el chirrido de las ruedas en la arena profunda del sendero. 

camino1«Convendrá quizás seguir a las hermandades hasta el lugar de origen. El regreso es otra fiesta. En Triana todo el pueblo sale al camino para acompañar a las carretas y a los caballistas y desde que se empieza a ver el cortejo, las campanas repican al unísono. Sevilla, que no desaprovecha ninguna ocasión de espectáculo, también participa. 

«Pero en los pueblos el regreso es diferente. En Villamanrique, por ejemplo, los jóvenes van a esperar a su hermandad a orillas de un riachuelo que marca los límites del pueblo. Allí, con actitud amenazadora y provistos de piedras, parecen querer impedir el paso a la comitiva. Al primero que llega lo detienen bruscamente y le preguntan: «¿Cuál es la mejor este año? –Villamanrique-« exclaman habitualmente todas las carretas. Entonces en medio de gritos de júbilo, aplausos y alegres vítores reciben a los romeros conduciéndolos hasta la plaza del pueblo. 

«Pero si por desgracia titubean o si algún necio para burlarse o quizás por un instinto de justicia nombra otra hermandad, una lluvia de piedras le hace ver que la hermandad de Villamanrique no tiene rival en el mundo. 

«Se habrá podido adivinar que las rudas manos que arrojaron las piedras no eran aquellas que piadosamente se juntaban al paso de Nuestra Señora del Rocío». (Antoine DE LATOUR (1858): «Nôtre-Dame du Rocio«, La Baie de Cadix. Nouvelles études sur l’Espagne, París, Michel Lévy Fréres, pp. 239-258). 

«¡Pinares de Villamanrique o de Hinojos, por donde van camino de El Rocío todas las caravanas de romeros del lado del Aljarafe, y pinares de Almonte, por donde van a El Rocío todos los peregrinos del Condado: umbrías paradisíacas en el rigor de la abrasada siesta y vestíbulo de la gloria en la estrellada noche, agitad el incensario de vuestros romerales con que perfumar el camino de la carreta de la Virgen!» (MUÑOZ Y PABÓN, Juan F. (1956): La Blanca Paloma, Apostolado de la Prensa, Madrid, p. 124). 

«Las hermandades procedentes de Sevilla toman la ruta de la meseta del Aljarafe. Esta les lleva a pasar por diferentes pueblos hasta llegar a El Rocío. La primera hermandad en su peregrinar al Rocío y la que promovió y extendió la devoción a la Virgen fue Villamanrique. Otras localidades aljarafeñas siguen el mismo trayecto El río Guadiamar divide los términos de Aznalcázar y Villamanrique. Es por esto, según se ha interpretado, que el «bautizo« tenga lugar al adentrarse el neófito en tierras ligadas a El Rocío.  

«Al cruzar la villa de Villamanrique se da la bienvenida a las distintas hermandades que se dirigen a la Aldea. 

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«La Junta de Gobierno de la corporación de esta localidad preside, en la puerta de la parroquia y con el Simpecado antiguo (siglo XV o comienzos del XVI), la presentación de las hermandades.» (ZAMORA MOYA, José A. (2000): Vivencias (La Romería del Rocío), Algaida editores, Sevilla, p. 37). 

El camino que realiza el mayor número de Hermandades es el que parte de la provincia de Sevilla, que confluye en Villamanrique. Es el tradicional y antiguo camino de Mures -hoy Villamanrique- al Rocío. Es el camino del Cazadero Real, que unía la Puerta del Alcázar de Sevilla con la Puerta del Palacio del Rey, en plena Marisma. Es el camino que se adentraba hasta el Palacio de Doñana, y por donde visitaron el Coto, desde los reyes españoles hasta famosos viajeros románticos. Es el camino que atraviesa la famosa Raya Real, que, como su propio nombre indica[1]era el lindero del término real, que ha seguido perteneciendo a la ciudad de Sevilla, hasta fechas bien recientes. 
  
Este camino atraviesa el Palacio del Rey y llega al Rocío a través del no menos famoso Puente del Ajolí, tan cantado por las sevillanas rocieras. Punto culminante del camino es el Vado de Quema (antiguamente llamado de Mures) y el paso de las Hermandades por Villamanrique, donde son recibidas por todo el pueblo y su Hermandad, a la puerta de la iglesia parroquial. Es tan sobrecogedora la ceremonia que ha sido declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía[2].

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Este camino lo realizan las siguientes Hermandades y Asociaciones: Villamanrique de la Condesa, Triana, Coria del Río, Umbrete, Benacazón, Gines, Dos Hermanas, Olivares, Puebla del Río, Espartinas, Sanlúcar la Mayor, Bollullos de la Mitación, Sevilla (El Salvador), Huévar, Aznalcázar, Villanueva del Ariscal, Lucena, Los Pala­cios y Villafranca, Ecija, Bormujos, Camas, Las Palmas de Gran Canaria, Córdoba, Granada, Cabra, Málaga, Badalona, Puente Genil, Jaén, Alcalá de Guadaira, Marbella, Tocina, Gelves, Utrera, Almería, Sevilla-Cerro del Águila, Sevilla-Sur, Almen­silla, Las Cabezas de San Juan, San Juan de Aznalfa­rache, Fuengirola, Osuna, Santiponce, Valencia,­ Mairena del Alcor, Carmona, Sevilla-Macarena, Málaga (La Cale­ta), Priego de Córdoba, Ronda, La Algaba, Murcia, Tomares, Alicante, Moratalaz, Mairena del Aljarafe, Pozuelo de Alarcón, Santa Fe, Albaida del Aljarafe, Garrucha, Gijón, Montequinto, Morón de la Frontera, Palomares del Río, Brasil, Sevilla-San Pablo, Santander, Valencina, Salteras. 

Lugares y nombres que suenan plenamente a Rocío son: Lopa, Marlo, La Juliana, Gelo, Quema[3], Cañada de los Fresnos, Cañá Graná, El Chaparral. Y pasado Villamanrique, Hato Blanco, Gato, Cerro Tía Cana, Cancela del Urracal, Pozo Máquina, Raya Real, Palacio Rey, Cañada Mayor, El Vicioso, El Pinto, Matasgordas, El Ajolí, Caño Marín.

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[1] Cfr. Drae, raya, 2. 

[2] Cfr. Moreno, 1995: 133.

[3] .- Desde antiguo está documentado este vado, que dicen de Mures, que es en el río Guadiamar, en el camino real a Sevilla, según consta en un pleito de 1538, por ocupación ilegal del mismo (Cfr. Herrera, 1995: 162).

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