Entre todos los títulos y dignidades de, Primera, Real, Imperial, Fervorosa, Ilustre y Más Antigua Hermandad, que a los largo de los siglos ha ido incorporando la Hermandad del Rocío de Villamanrique de la Condesa, los que ostenta con más orgullo son los de Primera y Más Antigua Hermandad del Rocío, por haber ocupado desde siempre este lugar privilegiado entre todas las hermandades rocieras. Esta primacía es incuestionable por razones históricas y documentales, ya que fue un manriqueño, Gregorio Medina, el primero que tuvo la inmensa suerte de ver el rostro sin mancilla de la Sagrada Imagen de la Virgen del Rocío.
Villamanrique de la Condesa es la primera Hermandad del Rocío que hizo la Romería, la primera que trazó el primer camino del Rocío, conocido hoy como “camino de Villamanrique al Rocío”; la primera que confeccionó un Simpecado en el siglo XVI, reliquia rociera que ostenta la representación pictórica más antigua de la Virgen del Rocío; la primera que construyó una Carrete-templete para portar el Simpecado, de las llamada de «Cajón», la primera que construyó una casa de material en la aldea del Rocío, la primera que escribió unas Reglas “para su buen modo governatibo”; la primera que, para cumplimiento de promesas, realizó peregrinaciones andando al Rocío en invierno; la primera que formalizó un contrato de Hermano Mayor; la primera que mandó realizar las varas o insignias para los cargos de la Junta de Gobierno; la primera Hermandad del Rocío en fin que utilizó legal y legítimamente los títulos de Real e Imperial…
El primer documento histórico que existe sobre el Rocío se recoge en el “Libro de la Montería”, que mandó escribir el rey Alfonso XI. En él se cita únicamente dos lugares próximos al Rocío: la primitiva Ermita de Santa María de las Rocinas y la villa de Mures actual Villamanrique. El citado libro en su folio 292v dice que: “La Xara de Mures, que es el Alxarafe, es buen monte de puerco en yuierno”, y en el folio 294v afirma que: “En tierra de Niebla ay una tierra quel dizen las Rocinas et es llana, et es toda sotos, et ay siempre puercos… et señalada mjente, son los meiores sotos de correr cabo vn yglesia que dizen Sancta Maria de las Roçinas et cabo de otra iglesia que dizen Sancta Olalla”.
Fueron los monteros y cazadores manriqueños, que acompañaban al rey en sus cacerías, los que trajeron esta devoción hasta la villa y fundaron el 20 de octubre de 1388 una primitiva Cofradía de Monteros de Santa María de la Rocinas en Mures, según documento que existe en la Catedral de Sevilla. Pero la primitiva Ermita y la devoción a la citada Imagen, tras la invasiones de benimerines y sarracenos y la posterior desolación en que quedaron estos campos y villas, cayeron en el más terrible de los olvidos. Pasados los años, uno de estos monteros, Gregorio Medina, el célebre cazador manriqueño que, “entrado el siglo XV de la Encarnación del Verbo, tuvo la suerte de encontrar en el hueco de un milenario acebuche, donde había sido ocultada para evitar la profanación sarracena, la Sagrada Imagen de la Virgen del Rocío”.
A raíz de aquel venturoso hallazgo comienzan a peregrinar periódicamente los devotos manriqueños hasta la Rocinas y poco después aparece organizada una primera asociación de devotos, integrada fundamentalmente por cazadores y campesinos y compartida por los propios señores de la villa, don Álvaro Manrique de Zúñiga y doña Blanca Enríquez, que es el embrión de la Primera y Más Antigua Hermandad del Rocío. En Villamanrique de la Condesa se encuentran los más antiguos manuscritos y objetos del arte rociero, y de su ancestral devoción a la Blanca Paloma de las Marismas dan testimonio los Libros Parroquiales de Bautismo, desde el 24 de mayo de 1750 con Diego Antonio Joseph de el Rosio, en el que todos los manriqueños, incluso los varones, llevan agregado el nombre del Rocío. Es esta una hermosa tradición que se mantuvo durante siglos en la real villa. Otra de las grandes aportaciones de la Primera y Más Antigua Hermandad del Rocío de Villamanrique a la Romería, es la fundación del gran Rosario del Rocío en la noche del domingo, realizado por el Hermano Mayor de la Hermandad, don Francisco Bedoya Béjar en el año 1887, según lápida conservada en la antigua Ermita del Rocío.